Su relación con enfermedades cardíacas, deterioro cognitivo y cambios en la función renal
En los últimos años, los centros de salud y hospitales han visto como aumentaba el número de pacientes con hipertensión, especialmente en personas mayores de 65 años. Esta saturación ha obligado a los profesionales sanitarios a especializarse por medio de masters en enfermería online, un recurso formativo especialmente útil para poder compatibilizar la profesión con la formación continuada.
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En el mundo, más de la mitad de las personas mayores de 60 años padecen hipertensión. Según las directrices del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, la presión arterial sistólica no debe superar los 130 miligramos de mercurio (mmHg) en estas edades. Sin embargo, una investigación reciente ha encontrado que, de media, las personas que superan los 65 años tienen una presión arterial sistólica de 142 mmHg.
El objetivo de dicha investigación era determinar si, al reducir la presión arterial sistólica por debajo de los 130 miligramos de mercurio, se podrían llegar a reportar beneficios en la salud de los participantes, disminuyendo el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, deterioro cognitivo y el índice de mortalidad. Para ello, realizaron un ensayo aleatorio que incluyó a un total de 1.167 personas con una media de 84 años.
Los investigadores dividieron la muestra del estudio en dos equipos, realizando un tratamiento intensivo a uno de los grupos con el objetivo de reducir la presión arterial sistólica por debajo de 120 mmHg. El motivo de este experimento era descubrir si las deficiencias cognitivas o físicas afectarían también a los beneficios de cualquier medición sistólica más baja.
Como resultado, el grupo que logró disminuir sus niveles sistólicos por debajo de 120 mmHg experimentó los siguientes beneficios, de acuerdo a los datos del estudio:
- Menor riesgo de padecer enfermedades cardiacas.
- Menor riesgo de sufrir un deterioro cognitivo leve.
- Aquellos que comenzaron el estudio con una función cognitiva más fuerte, experimentaron una reducción en el riesgo de enfermedad cardíaca y muerte.
Los investigadores en un principio tenían sospechas de que, al reducir la presión sistólica por debajo de 120 miligramos de mercurio, se pudieran llegar a producir caídas, que pueden llegar a ser fatales o producir graves complicaciones en los ancianos. Sin embargo, los datos obtenidos del ensayo mostraron que disminuir la presión arterial hasta estos niveles no aumentaba las posibilidades de caerse.
Por otra parte, si bien las personas que comenzaron el estudio con una función cognitiva deteriorada no experimentaron tantos beneficios, los investigadores no observaron indicios de que un nivel bajo de la presión arterial sistólica aumentara el riesgo de enfermedad cardíaca o muerte.
No obstante, cuando el deterioro cognitivo alcanzaba estados más severos (como en la demencia), no se producían diferencias significativas entre ambos grupos.
A pesar de estos resultados, que muestran una visión favorable con respecto a reducir la presión arterial, los especialistas también observaron una mayor incidencia de cambios significativos en la función renal de los participantes que lograron reducir su presión arterial por debajo de 120 mmHg, incluyendo hospitalizaciones por daño renal. Sin embargo, la mayoría de las personas que experimentaron estos eventos se recuperaron favorablemente.
En general, cuando las personas alcanzan los 85 años, han desarrollado algún problema de salud. De hecho, el 27% de la muestra tenía antecedentes de enfermedad cardiaca y, la mayoría, manifestaba tres o más enfermedades crónicas.
El ensayo aleatorio, que fue publicado en el Journal of the American Geriatrics Society, reunió información del Ensayo de Intervención de Presión Arterial Sistólica (SPRINT), incluyendo datos sobre personas que habían sufrido accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos, deterioro cognitivo, reducción en la calidad de vida, cambios en la función renal o que habían fallecido.
Según el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, para el 2050, el 10% de la población habrá alcanzado o superado los 85 años. Por ello, este tipo de estudios son fundamentales a la hora de estudiar y conocer mejor las consecuencias de la hipertensión, haciendo necesaria una investigación más profunda a partir de los resultados obtenidos en este ensayo aleatorio.